La piel, el órgano más grande del cuerpo, cumple funciones vitales más allá de la estética. Protege contra agentes externos, regula la temperatura y el equilibrio de líquidos, y participa en la síntesis de vitamina D. Cuidarla con una buena nutrición, hidratación y hábitos saludables es clave para preservar su función protectora y promover el bienestar general.