La energía es clave para el bienestar general y el funcionamiento óptimo del cuerpo y la mente. Mantener niveles constantes favorece un estado de ánimo equilibrado, una mayor productividad y mejor capacidad para manejar el estrés. Cuando el cuerpo cuenta con suficiente energía, optimiza sus funciones, apoyando la salud cardiovascular, el rendimiento cognitivo y la actividad física.